Contreras, Malgré Tout |
El arte a lo largo
de los años ha sido entendido desde distintos ángulos y ha representado
ideologías acordes a los momentos históricos y sociales en los que la
producción artística se ha generado. Una prueba de ello son los distintos
conceptos que a lo largo de la historia ha tenido el arte. Es por esta razón
que cobran especial relevancia los contextos en los que se produce una obra de
arte.
Hace algunos años,
estando de vacaciones en Oaxaca, tuve la oportunidad de visitar una exposición
escultórica en el museo de arte contemporáneo. La muestra tenía como eje
central la basura y el reciclaje; el nombre del expositor afortunadamente lo he
olvidado. La exposición no me gustó en lo más mínimo, y me preguntaba ¿Quién
dijo que esto era arte? A la distancia creo que la pregunta era válida porque
me encontraba en un recinto cultural destinado a la exposición de obras de
arte. De habérmelo encontrado en la calle, por ejemplo, ni siquiera me hubiera
pasado por la mente hacerme tal pregunta y hubiera dicho, “que lástima que
Oaxaca esté tan llena de basura en este lugar”. En este caso se puede ver que
la concepción del arte no es la misma del “artista”, de las autoridades del
museo —incluido el curador—, del consumidor, etc., y que los contextos
ecológicos, sociales y económicos en los cuales está enmarcada la exposición
influyen tanto en la elaboración de las piezas, su exposición y posterior
consumo. Esto no es nada nuevo, a lo largo de la historia de la humanidad, las
distintas manifestaciones del arte han cobrado especial importancia y ésta ha
sido reflejada en algunos textos.
Para Heráclito “Arte
y virtud, tienen que ver siempre con lo que es difícil, especialmente porque lo
bueno es aún mejor cuando es alcanzado con la mayor de las dificultades.” (1)
Me imagino lo tortuoso que debió ser en la antigua Grecia hacer una
escultura, por ejemplo, con tal grado de perfección que hasta hoy en día son
imitadas y admiradas.
Para algunas
personas el arte debe ser bello. Esto puede parecer muy subjetivo pues
pareciera que este “término” depende de la apreciación personal de quien mira
una obra de arte. Kant en su libro Lo bello y lo sublime caracteriza a
lo bello con la armonía y productora de una gozosa serenidad, y lo sublime como
lo que aparece en los objetos de poder y proporciones desmesuradas, cuyo primer
efecto es el de señalar los límites y la insignificancia del hombre, pero que
tiene el segundo efecto de despertar, por la reacción, la creencia en la
superioridad moral y el mundo suprasensible del hombre. Lo cual me lleva a la
conclusión de que si lo bello se puede definir y caracterizar, entonces el arte
también, luego en el arte hay reglas que se deben de seguir. En caso de
considerar al arte como algo bello —cosa que no necesariamente es cierta, pues
obras como “El Gernica” de Picasso y “El grito” de Edgard Munch, hablando de
pintura son contraejemplos de esto—entonces se tiene un parámetro para decir
que es arte y que no.
Para Hegel de las
distintas artes, la poesía era la más sobresaliente. En su libro Poética
escribe: “La poesía o arte de la palabra es por consiguiente el tercer término,
y al mismo tiempo la totalidad que reúne los extremos formados por las artes
figurativas y la música. En efecto, como la música, encierra la percepción
inmediata del alma por si misma, de la cual carecen arquitectura, escultura y
pintura. Por otro lado, se desenvuelve en el campo de la imaginación, que crea
todo en mundo de objetos de carácter determinado de las imágenes de la
escultura y la pintura. En fin, la poesía es más capaz que arte alguno de
exponer un acontecimiento en todas sus partes, tanto en la sucesión de
pensamientos y de movimientos del alma como el desarrollo y conflicto de las
paciones”. (2)
El lenguaje
utilizado por Hegel se muestra al igual que Kant: es muestra de la hegemonía de
la clase burguesa a la cual pertenecían. Hegel concluye: “Hemos comenzado con
el arte simbólico, cuyo espíritu individual intenta manifestarse en vano, tanto
en el fondo como en la forma; hemos pasado después al arte clásico, que
representa el principio sustancial de las cosas teniendo conciencia de sí
mismas en la individualidad viviente; hemos terminado con el arte romántico,
que distingue la profundidad y la intimidad de los sentimientos del alma, la
personalidad absoluta, libre en sí misma y moviéndose en si libremente. Hemos
visto a éste llevando esta liberación y necesidad de satisfacer a si mismo
hasta separarse de lo verdadero y de los real, en lo que se puede llamar humor
de comedia”. (3)
Como se puede
apreciar, Hegel —incluidas todas sus manifestaciones— caracteriza al arte en
distintos niveles: el simbólico, el clásico y el romántico. Ya no estamos
hablando de una pieza en si misma —literaria, pictórica, escultórica, etc.—
sino del impacto que tiene en el consumidor, en lo que representa, pero sobre
todo como una respuesta a una necesidad (lo que hoy en día llamamos necesidad
cultural). Con Hegel, la obra de arte se analiza ya en un contexto.
Lenin incorpora, a través
de la ideología marxista, el carácter clasista de la ideología y esta lucha de
clases es reflejada en las distintas obras intelectuales como en la literatura.
Lenin escribe: “es necesario que los obreros no se encierren en el marco
artificialmente restringido de la ‘Literatura para obreros’, sino que aprendan
a asimilar más y más la literatura general. Incluso sería más justo decir, en
vez de “no se encierren”, no sean encerrados, pues los obreros leen y también
quieren leer todo cuanto se escribe para los intelectuales “. (4)
Lenin |
Más adelante en el
mismo texto comenta: “Dos escritores pueden representar (expresar) el mismo
momento histórico social, uno puede ser artista y el otro un simple
presuntuoso. Limitar la cuestión a manifestar, con más o menos acierto, que los
dos representan o expresan las característica de un determinado momento histórico-social,
no es ni siquiera rozar el problema artístico… Cualquier periodo histórico
social no es nunca homogéneo, sino que más bien aparece rico en
contradicciones”. (5) Pero como decía Heráclito: “De los contrastes
surge la armonía”. Gramsci no lo dice, pero deja entredicho que además de los
contextos sociales y económicos también el “Talento” de quien elabora un
producto pretendidamente artístico, es un factor igualmente determinante en la
producción artística.
A lo largo de la
historia, la humanidad ha tenido necesidades materiales de vestido, de
vivienda, de alimentación, etc. —incluidas también las necesidades culturales—
que satisfacer. Para ello, elabora productos materiales (y culturales) para
satisfacer estas necesidades, la manera en la que estos se producen, es lo que
determina a una sociedad, esclavista, feudal y, en nuestro caso, capitalista.
Vivimos en una sociedad dividida en clases sociales y el carácter de clase se
manifiesta también en las obras de arte. Considero que Mao sintetiza la
presente discusión al señalar que: “En el mundo actual, toda cultura, toda
literatura y arte pertenecen a una clase determinada y están subordinados a una
línea política determinada. No existe, en realidad arte por el arte, ni arte
que esté por encima de las clases, ni arte que se desarrolle paralelo a la
política o sea independiente de ella”. (6)
Para ejemplificar
mejor lo arriba señalado me permitiré hacer una cita más. Mijaillifshitz, en su
libro La filosofía del arte de Karl Marx, comenta: “Si se compara a
Rafael con Leonardo Da Vinci y el Tizino, podrá ver hasta qué punto las obras
de arte del primero se hayan condicionadas por el florecimiento a que entonces
había llegado a Roma bajo el influjo de Florencia, como más tarde las del
tercero por el desarrollo, totalmente distinto de Venecia. Rafael, ni más ni
menos que cualquier otro artista, se hallaba condicionado por los progresos
técnicos de los artes logrados de devenir de él, por la organización de la
sociedad y la división del trabajo dentro de su localidad, y finalmente por la
división del trabajo de todos los países con los que su localidad mantenía
relaciones de intercambio. El que un individuo como Rafael desarrolló su
talento depende enteramente de la demanda, la que a su vez, depende de la división
del trabajo y de las condiciones de cultura de los hombres, que de ello se
derivan”.
El arte es pues
también una manifestación de ideología de las clases sociales, cada una de
ellas tratando de imponerse a su contraria, la hegemonía cobra en este sentido
un papel crucial en esta lucha de clases.
Retomando lo
anterior y volviendo a mi visita a Oaxaca, creo que la idea no era mala. La
basura y el reciclaje son temas de actualidad que reflejan a la sociedad
contemporánea. El levantar conciencia sobre esta problemática es algo urgente
en nuestra sociedad, pero es una verdadera lástima que en este caso se haya
intentado hacerlo con muy poco talento y creatividad.
Aparte de los
contextos sociales, culturales y económicos, también existen los personales. Se
cuenta que el escultor Jesús F. Contreras, nacido en Aguascalientes y amigo del
músico Manuel M. Ponce, perdió su brazo derecho, sin embargo continuó su
creación artística. Una pieza de este autor esculpida en mármol llama la
atención: “Malgré Tout” que quiere decir “A pesar de todo”. La pieza en
cuestión tiene este nombre por dos razones, porque a pesar de contar con un
solo brazo fue capaz de elaborarla con tal maestría, pero también adquiere este
nombre porque representa a una mujer que a pesar de encontrarse desnuda, a
pesar de estar tirada y humillada, a pesar de estar encadenada, a pesar de
llevar unas esposas que ya ha logrado romper, de que a pesar de todo, sigue
luchando. Entender esta obra sin conocer el contexto en el cual fue elaborada
sería como verla sin llegar a mirarla.
En cuanto a la
discusión sobre si las artesanías son arte, considero que para visualizar a las
artesanías en su contexto como piezas de arte hay que detenernos un momento
para comentar su historia. Antes de que el capitalismo se desarrollara
plenamente, los productos utilitarios de la población eran producidos por
artesanos independientes. En el México colonial y en el siglo XIX, los
artesanos formaban cofradías y vivían en barrios, de ahí los nombres de algunas
calles de las ciudades de ahora, (calle de plateros, tabaqueros, etc.). Este
tipo de producción era la norma generalizada. Al irse introduciendo la
producción en serie y la incorporación de materiales sintéticos y de las
tecnologías, los artesanos se convirtieron en asalariados. Las pocas personas
que continuaron trabajando como artesanos se ven en la disyuntiva de producir
productos simples y de poca calidad para poder competir con los producto
elaborados en serie, o bien poner toda su creatividad, talento y técnicas para
producir pocas piezas, pero con un alto valor artístico y cuyo mercado está
restringido a pocas personas, a un precio más elevado. Algunas de este tipo de
obras son consideradas verdaderas obras de arte; cabe señalar que no toda
artesanía es una obra de arte.
Las artesanías y las
obras de arte de un mismo periodo histórico determinado obedecen a las mismas
circunstancias de las relaciones de producción, a las relaciones sociales y
económicas de este periodo determinado.
Las obras de arte, por su origen no pueden ser
producidas en serie. Ésta es una de las semejanzas que las obras de arte tienen
con las artesanías. La producción artística puede ser utilitaria o no: las
artesanía tiene su origen en la producción de artículos utilitarios, estas diferencias
son las que debemos tener en cuenta cuando comparamos al arte con las
artesanías.
Recuerdo cuando era
niño, en mi libro de historia había una ilustración de un cuadro de Goya que me
impactó mucho y sin embargo en esos años no entendí muy bien por qué. En un
libro de historia había la fotografía de una pintura con una imagen por demás
impactante, el tema que estaba estudiando era “la independencia de México de
España”. Como es sabido una de las causas externas que influyó en la
independencia de México fue la invasión de Francia por Napoleón y sus ejércitos
a España. El cuadro referido es “2 de mayo”: en él se muestra a civiles
españoles frente al paredón a punto de ser fusilados por los soldados
franceses. En el mismo libro había otra ilustración de otro cuadro de Goya
llamado “El pelele”, un pequeño cuadro en el que se ilustran juegos y
entretenimientos del pueblo español, como el de la “Gallina ciega”. Había mucha
diferencia de los temas y la manera en que los cuadros estaban hechos, a pesar
de ser del mismo autor ¿Qué pasó entre la creación de cuadros representando
festividades y alegría y el de 2 de mayo? La intervención francesa en España,
esto lo entendí muchos años después, pero en su momento se me quedó muy grabada
la idea de que una de las causas de que México se independizara de España es
que ellos vivieron una situación muy terrible, similar a la que nuestros
antepasados vivían bajo el yugo español.
Algo parecido se
puede decir de los cuadros de Diego Rivera en su etapa cubista, cuando estaba
en Francia, como “El matemático” y los cuadros de caballete en donde se
ilustran a indígenas vendiendo alcatraces. ¿Qué pasó entre la creación de unos
cuadros y otros? La Revolución Mexicana.
Rivera, Vendedora de Alcatraces |
La pintura es sólo
una de las manifestaciones artísticas, tan importante como la escultura, la
música, la escritura, el cine, etc. Todas estas ramas del arte tienen en común
que son el reflejo y producto de la sociedad en un tiempo determinado, son el
resultado de guerras, de intercambios comerciales, culturales, económicos,
sociales.
En noviembre pasado,
con motivo de la celebración del Día de Muertos, una amiga me invitó a asistir
a un concierto en de la Filarmónica de Coyoacán. La pieza que interpretaría la
filarmónica era “El réquiem” de Mozart. El director de la orquesta, antes de
empezar el concierto dio una breve explicación de la pieza que estaban a punto
de interpretar: nos dijo que la obra describía a un alma que había fallecido y
que emprendía el camino al cielo. Hay un momento, nos dijo, en que esta alma se
encuentra ante Dios, y en este momento Mozart los describe con un largo
silencio. “La pieza no termina ahí, por favor no aplaudan, se trata del éxtasis
de un alma que se encuentra frente a Dios” enfatizó el director. Creo que esta
aclaración fue muy oportuna, pues de no haberlo hecho yo que no soy conocedor
de la música de Mozart, seguramente me hubiera puesto de pie para aplaudir
justo en ese momento. Lo cual me hace reflexionar sobre los contextos en los
que son creadas las distintas obras artísticas.
Para su presentación
en público de obras artísticas se requiere de todo un proceso de diseño y
planeación de la exposición, pero no se trata de solamente diseñar proyectos
culturales y hacer lo necesario para hacerlos realidad: el trabajo es más
grande aún. Al presentar una obra artística ante un público, se debe partir de
las necesidades culturales y sociales que tienen los posibles consumidores de
los productos culturales; para que estos tengan un impacto más pronunciado en
el público es necesario saber contextualizar las obras presentadas, para que
éstas puedan ser entendidas y disfrutadas de una manera más integral, más
productiva.
Mi madre es una
mujer que no tuvo una educación escolar más allá de la primaria; es católica de
hueso colorado. Cuando era niño, ella quería inculcarme esa religión,
llevándome a la iglesia todos los domingos, tarea que resultaría inútil en
cuestión espiritual, pues terminé siendo ateo. Antes de empezar me decía,
mostrándome los cuadros que había dentro de la iglesia, “mira, ese es San
Cristóbal”. Me decía: él era un hombre muy grande y fuerte, ayudaba a pasar a
la gente de una orilla a otra del río Jordán. Continuaba diciendo: “el niño que
lleva en hombros es Dios, cuando San Cristóbal lo llevaba en hombros sintió un
gran peso, el peso de todo el mundo… Mira ese otro cuadro, es San Agustín. Está
en la playa y hay un niño. Él se preguntaba sobre el misterio de la Trinidad
cuando vio a un niño que había hecho un hoyo en la arena, luego iba al mar y
llevaba un poco de agua que vertía en el hoyo, cosa que hacía una y otra vez.
Al ver esto San Agustín, le dijo al niño, ¿Por qué lo hacía? A lo cual el niño,
que era Dios, le dijo, ‘quiero poner el mar en este hoyo’ y Agustín le dijo.
‘Eso es imposible’. A lo que el niño le respondió: ‘Es más fácil que yo ponga
el mar en este hoyo a que tu descubras el misterio de la Trinidad’… La Virgen
aparece en los cuadros sobre una media luna porque está pisando al Islam…” Y
así continuaba mi madre, cuadro por cuadro, domingo tras domingo. Hoy entiendo
que lo que hacía mi madre era lo que los curas habían ideado para enseñar la
religión de una manera didáctica, la religión a través de la pintura. Esta
forma era más práctica así, pues durante muchos años la gran mayoría de la
población y de fieles no sabían leer y escribir, o como en el caso de mi madre
tenían muy poca instrucción académica. Pero TAMPOCO SE REQUIERE DE UNA
FORMACIÓN ACADÉMICA FORMAL PARA APRECIAR Y DISFRUTAR EL ARTE.
El arte, además de
una mera manifestación de la sensibilidad del artista cumple con otras
funciones: puede ser una herramienta para el control ideológico de la
población, pero también puede ser una herramienta libertadora, creativa y por
qué no, hasta revolucionaria. El dar a conocer esto es una tarea enorme. Sin
embargo considero que vale la pena el esfuerzo, que hay que direccionar los
productos culturales a través de las obra artísticas (sean pictóricas o de otra
índole) para que el público que es el consumidor de estos productos cuente con
más y mejores herramientas para su desarrollo personal y por tanto de la
sociedad en su conjunto, enfrente los retos a los que se enfrenta todos los
días y que de paso goce y disfrute del arte en toda sus manifestaciones,
haciéndolo parte de su día a día.
Pero qué hay de los
productores de las obras artísticas, ¿cómo interactúan los gestores culturales
con los creadores de estas obras? Hace algunos años tuve la oportunidad de
visitar Zacatecas. En esa ocasión visité los museos de Manuel Felgeres, de
Pedro Coronel, De Pablo Coronel y de Francisco Goitia, todos ellos pintores.
Del museo de Manuel Felgeres me llamó la atención que en el pasado ese recinto
era la cárcel local y que ahora se exhibían obras de arte abstracto de Manuel.
Francisco Goitia vivió la pobreza extrema, sobre todo en sus últimos años de su
vida en Xochimilco, y bueno, ahora el museo que hay en su honor era la
residencia oficial del gobernador. Parece que a los zacatecanos les gusta la
ironía. Una copia del cuadro más reconocido de Goitia es “Tata Jesucristo”, el
cual muestra a dos indígenas sentadas en el piso, una de ellas ha cubierto su
rostro con las manos, la otra muestra con su mirada la desesperación, la
miseria y la marginación de la que son objeto, lo cual contrasta con lo
suntuoso del recinto en donde es exhibida la obra. Felgeres aún vive y tiene el
suficiente dinero para comprar la antigua cárcel, transformarla en un museo en
el cual mostrar su obra pictórica y escultórica. Aunque su arte es abstracto ha
sabido, sin embargo, interactuar con la población de Zacatecas de manera
directa, lo cual e digno de reconocer, pues más allá de su labor artística, ha
jugado el rol de gestor cultural, lo que ha tenido como consecuencia que lo que
se aparente obra elitista, se cercana a todo el público. De lo abstracto de su
obra ha pasado a lo concreto de las necesidades de una comunidad que siempre
está demandando tener acceso al arte.
Actualmente vivo en
el Distrito Federal. Esta ciudad cuenta con un sinfín de museos y sitios de
interés artísticos y culturales. Sin embargo, la calle también se ha convertido
en un escaparate para la exhibición de obras escultóricas, como la de Sebastián
en donde las obras monumentales de este artista han hecho de esta ciudad un
gran museo. Destaca “El caballito” en el Paseo de la Reforma. Esta pieza,
aunque no lo parezca, es un respiradero de los ductos de agua negras, que pasan
por debajo de la famosa avenida. En lugar de poner un espantoso tubo, Sebastián
muestra a una de sus obras más emblemáticas. En este caso la obra de arte
además de cubrir una necesidad cultural, está también resolviendo un problema
de ingeniería.
Lo gestores
culturales no solo de deben concentrar en las necesidades culturales de la
población, sino además debe conocer cuáles son sus otras necesidades, sociales,
culturales, etc. Nuevamente el arte se convierte en una herramienta
transformadora del entorno urbano, lo embellece y se manifiesta como algo más
que algo bonito y utilitario.
Los entornos
sociales y culturales de las creaciones artísticas son muy importantes y no se
deben perder de vista en el quehacer del gestor cultural; son muestra de una
realidad concreta y tangible, a veces brutal, otras veces sublime pero siempre
cambiante, siempre manifestando la ideología y creencia del artista, siempre
interactuando con la sociedad, pues es producto de ésta y es consumida por esta
misma sociedad, interactuando siempre y en todo momento. Alguien dijo “no
existe el arte por el arte”: la sociedad influye en la creación artística y
ésta a su vez a la sociedad, y en medio de todo esto está el gestor cultural y
su labor como agente social.
Se podría pensar que
el arte no es parte de la cotidianidad de las grandes masas. Sin embargo, como
se ha visto, es parte de la realidad diaria de las personas, es parte de la
vida hasta de las personas que se creen ajenas al arte. Éste se manifiesta ante
la sociedad como una caricia y otras veces como una bofetada. El arte no es
algo ajeno a nosotros y no nos debemos sentir profanos ante éste reflejo de la
sociedad.
Referencia:
1.- Aristóteles, Ética Nicomaquea, Editores Unidos
Mexicanos, México, 2001, p. 36.
2- Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, Poética, Ed.
GL., Argentina, 2005, p. 24.
3- Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, Poética Ed. GL.,
Argentina, 2005, p. 157.
4.- Lenin, V.I., La espontaneidad de las masas y la
conciencia de la socialdemocracia, Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín,
1990, p. 159.
5.-Gramsci, Antonio, La formación de los
intelectuales, Ed. Grijalbo, México, D.F., 1963, p. 107